Los apóstoles pidieron a Jesús que les enseñara a orar como Juan había enseñado a sus discípulos. Todos pensamos que ya sabemos orar y que no necesitamos que nos enseñen a hacerlo. ¡Todo el mundo sabe rezar! ¿Por qué habría que enseñar la oración?
¡Pues sí! Necesitamos que nos enseñen a orar. Rezar parece algo sencillo, pero en realidad es una de las cosas más complicadas. Es una ciencia. Si no conocemos las leyes de la oración, Dios no responde, nada sucede y todo se complica.
La capacidad de orar es, junto con el conocimiento, lo más precioso que tenemos. Puede que no tengas muchos conocimientos, puede que no conozcas todos los secretos de la Biblia, pero hay al menos una cosa que puedes hacer: es orar. Y si la oración es el primer bien que tienes, entonces debes cuidarla, porque es capaz de salvarte en el día de la angustia.
Este libro cambiará tu enfoque de la oración y te introducirá en una era de respuestas como nunca, si aplicas estas enseñanzas. En este libro te darás cuenta de lo cerca que puede estar el cielo de nosotros.